[Dryerase] ¡La Alarma!--Comercio Justo
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Thu Nov 14 22:31:09 CST 2002
¿Qué tan justo es el llamado “Comercio Justo/Fair Trade”?
Lo que el consumidor debe saber acerca de los beneficios del “Fair
Trade” para los productores cafetaleros de Nicaragua.
Por Carlos Armenta
Colaborador del Periódico ¡La Alarma!
Las frescas y verdes montañas del norte nicaragüense ofrecen una
amigable bienvenida a todo el que las visita. El verdor y la frescura
de dicha región, en donde se encuentra enclavado el poblado de
Matagalpa, le dan al visitante la impresión de encontrarse en un lugar
dotado de una fertilidad y riqueza excepcionales. Sin embargo, y muy
contrariamente a lo que pudiera pensarse, esta región se caracteriza
por ser una de las que sufre la más generalizada pobreza de todo
Nicaragua, el cual, dicho sea de paso, es uno de los países más pobres
del hemisferio occidental.
La razón del marcado contraste entre la riqueza potencial de una tierra
tan fértil y la extrema pobreza en que viven la mayoría de sus
habitantes es la estrepitosa caída de los precios de sus principal
producto: el “grano de oro,” nombre que recibe el grano de café cuando
se encuentra listo para ser tostado, y que es el estado en que dicho
grano abandona los países en donde se produce con destino a las
tostadoras instaladas en los países en donde se consume el café de
mejor calidad.
En el marco de la quinta asamblea anual de CECOCAFEN (Central de
Cooperativas Cafetaleras del Norte), organismo que comercializa el café
que producen las cooperativas que lo conforman, varios productores
cafetaleros de la zona de Matagalpa, Nicaragua nos ofrecieron sus
impresiones sobre la difícil situación de los productores cafetaleros
nicaragüenses en general y sobre los verdaderos beneficios que reciben
los que, como ellos, se ven en la posibilidad de comercializar su
café—gracias a que se encuentran bien organizados—dentro del marco del
“Fair Trade.”
La opinión generalizada de los productores miembros de CECOCAFEN fue la
de que el “Comercio Justo” (nombre con el que ellos conocen al “Fair
Trade”) no es tan justo. Segun José Cornejo y Victorino Peralta, ambos
miembros de la cooperativa “La Providencia” de Wiwilí, Nicaragua, el
precio máximo que se paga por un quintal (100 libras) de café grano de
oro es de $141.
“Los importadores nos pagan a nosotros US $1.40 por libra—en el mejor
de los casos—y el consumidor final paga US $1.50 por _taza_ de café,”
subrayo Peralta, resaltando que una libra de café alcanza para veinte
o cuarenta tazas. Mas aun, el productor solo recibe solo $96 por
quintal después de que CECOCAFEN deduce gastos de comercialización y
cinco dólares que van a un fondo de aportación social, el cual se
utiliza para obras sociales en las comunidades cafetaleras. Además,
según Peralta, si se calculan los gastos de producción, que en el caso
del café organico son de aproximadamente $0.45 por libra, el productor
acaba ganando solamente alrededor de medio dólar por libra.
Aún cuando se compara el precio de venta al público por libra del café
nicaragüense orgánico de “Fair Trade” en Santa Cruz, el cual se vende a
US $8.95 por libra en Santa Cruz Coffee Roasting Company, con los US
$1.40 que los importadores (en muchos casos las tostadoras lo compran
al productor directamente) pagan a cooperativas bien organizadas como
las de CECOCAFEN, nos damos cuenta de porqué los productores hacen el
comentario de que “el comercio justo no es tan justo.”
“Y eso si comerciamos dentro del ‘Comercio Justo,’ el cual exige que
nuestro café sea ciento por ciento orgánico y de mejor calidad,” dice
Peralta. Cornejo, en tono sarcástico se refiere a los productores que
comercian dentro del Comercio Justo como los más privilegiados. “Hay
gente, inclusive dentro de nuestras cooperativas, que sufren de una
situación todavía peor,” dice Cornejo, presentándonos con Fabiana López
Arauz, miembro de una cooperativa en La Pozolera, municipio de Waslala.
López Arauz, madre viuda de siete hijos, nos explica que su esposo
murió durante la guerra civil, cuando los “contras,” apoyados por el
gobierno de los EEUU, trataban de tomar el poder de los Sandinistas por
la vía de la lucha armada. La señora López Arauz nos cuenta que ella es
dueña de un lote de una “manzana y media” (poco menos de una hectárea),
de la cual saca a veces 65 quintales de café por temporada, pero a
veces apenas saca 3 quintales. Aunque la señora López Arauz nunca ha
utilizado productos químicos para producir su café—siempre ha utilizado
fertilizantes y anti-plagas orgánicos porque ser más baratos—todavía no
certifican su café como orgá nico y lo tiene que vender como
convencional. “A mi me pagan $0.60 por libra (sin contar los costos de
producción) y eso me alcanza para medio sobrevivir. Tengo la esperanza
de que el año próximo me certifiquen como orgánico para poder vender mi
café a mejor precio…pero también me dicen que el precio puede bajar aún
más.”
En efecto, el precio internacional del café que se cotiza en la Bolsa
de Valores de Nueva York se encuentra ahora en un mínimo histórico, y
las expectativas no auguran ninguna mejoría en el corto plazo. Los
pequeños productores cafetaleros no organizados de Nicaragua solo
reciben, en promedio, US $0.45 por libra de café convencional, cuando
los costos de producción de este tipo de café andan por los US $0.60
por libra.
Tal y como lo apunta el señor Cornejo, “el hecho de que nosotros
estamos organizados, de que CECOCAFEN cuenta con la infraestructura
necesaria para ofrecer un café seleccionado y limpio, orgánico, de la
mejor calidad, y de que contamos además con laboratorios de catación
[donde se determina la calidad y el sabor del café], nos da la
posibilidad de poder obtener una mínima ganancia que nos permite
sobrevivir. Sin embargo, hay todavía muchos pequeños productores que no
tienen las mismas posibilidades porque no están organizados.”
Para Peralta, la realidad del mercado es triste. “El precio que nos
pagan a nosotros sigue bajando mientras que el precio que pagan los
consumidores en los países ricos sigue subiendo. Yo solo tengo la
posibilidad de vender, aún siendo miembro de CECOCAFEN, una pequeña
parte de mi café dentro del ‘Comercio Justo,’ que aunque no sea tan
justo, cuando menos me ayuda a mal pasarla,” dice Peralta.
El consenso entre los productores es de que el “Comercio Justo” debe
continuar, pero tanto los que comercian su café como los consumidores
en los países desarrollados deben de tomar conciencia de que el “Fair
Trade” debe ser todavía más justo para poder justificar tanto su nombre
como su sobreprecio.
Es decir, y tal y como lo explica el señor Cornejo, “la justicia del
‘Fair Trade’ solo se dará cuando al productor le quede cuando menos un
40% de la ganancia de la comercialización de su café, lo cual, al
analizar cifras, se da uno cuenta de que está muy lejos de ser una
realidad.”
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